Cuántas veces hemos oído: «A día de hoy, no os aguanta nada!»
El pasado viernes 2 de octubre tuve el privilegio de presentar y moderar el 12º Cineforum que organizamos en el Equip CIPAIS. El tema que traté más profundamente fue la comunicación intergeneracional, pero finalmente hice una reflexión que creo que nunca había hecho en voz alta. Conocemos el concepto de sociedad líquida (véase modernidad líquida de Z.Bauman); vivimos una realidad donde todo es cambiante, los contratos indefinidos son obra del pasado, la palabra compromiso ha adoptado un significado que aún «compromete» más y las permanencias carecen de sentido.
El paradigma social ha cambiado; las mujeres ya no nos quedamos en casa, viajar ya no es un símbolo de estatus social, todos tenemos internet en casa, móvil, y mínimo un ordenador o portátil, etc. Cada tema despierta varias líneas de debate, mi idea es quedarnos con el concepto del cambio social y cultural.
Bien es cierto que este panorama puede agobiar a más de uno, pero en realidad hablamos de una oportunidad. O así es como lo veo yo.
Es un contexto cambiante y volátil, nos da la libertad de trazarnos un camino propio. De escoger lo que queremos hacer y decidir hacia dónde queremos ir. Estamos en continuo contacto con personas y situaciones distintas, cambiamos de instituto, vamos a la universidad, realizamos algún curso o máster, cambiamos de trabajo, nos apuntamos a clases de baile, de ioga, de pilates, en fin, nos movemos y eso nos hace aprender, crecer y lo más importante para entenderlo todo; cambiar. Evolucionar.
La Iris de ahora no es la de hace un año, ni será la de dentro de 4 meses. Si entendemos que somos seres cambiantes, quizás no será tan dramático asumir que nuestra realidad no es fija y cualquier cambio será bienvenido, por muy malo y doloroso que nos parezca a priori. Aceptar el cambio como algo natural, barajando la posibilidad de que lo que tenemos no es fijo ni indefinido, nos permitirá vivir una vida llena de vidas. Los cambios nos harán evolucionar.
Otra reflexión es saber que vivimos en una sociedad consumista. Cuando algo no funciona lo cambiamos por otro objeto nuevo y confiamos poco en arreglarlo… ¿no es así?
Si os soy sincera (y egoístamente hablando) esta sociedad cambiante e inconformista a mí me favorece como emprendedora, ya que gracias a «ir tarde» estoy montando una empresa y colaborando en fantásticos proyectos, conociendo a personas que me aportan mucho valor y que cada día me hacen evolucionar.
Benditos no aguantes! 🙂