Llevo meses sin publicar en el blog y no por falta de inspiración porque no he dejado de escribir, pero reconozco que he sido infiel, lo he hecho en otros sitios.
En noviembre publiqué el capítulo 4 «Cambiar o no cambiar» del Diario de una emprendedora y es que desde que inicié este diario en 2014 hasta día de hoy han habido muchos cambios. El cambio fundamental soy yo y como consecuencia he pausado aquel proyecto por el cual escribía el diario para embarcarme en otro con un tono muy personal que poco a poco va saliendo a la luz.
Lejos del «Mucha prisa, poca pausa» ahora creo que escribiría más bien el mucha pausa, poca prisa. Quizás algo del ritmo caribeño se me quedó tras volver en enero de esas magníficas tierras y gentes. Además de una lesión a raíz de un accidente que interrumpió de golpe el ritmo frenético que llevaba. Ya sabéis, aquello de que si no paras el cuerpo te para, pues eso mismo.
Más allá de los cambios y reflexiones que no dejan de ser mi punto de vista y vivencias, en este post me gustaría destacar la importancia de tener ilusión por algo y que ésta sea el motor del movimiento.
Además, sentir el torbellino de ilusión es de las mejores sensaciones que podemos experimentar, nos mueve y remueve. Nos sorprendemos haciendo cosas que quizás no nos creíamos capaces de hacer y desprendemos energía que se expande.
A su vez y aunque pueda resultar contradictorio, cuando dejamos de sentir esta ilusión creo que debemos ser sinceros y coherentes con nosotros mismos y dejar que transite. Escuchar lo que nos pide el cuerpo y ya encontraremos otro motivo por el cual movernos, seguro que de la experiencia habremos sacado un aprendizaje.
Justamente hoy hablaba con una chica, ella me contaba que a sus 35 años quería cambiar de trabajo porque quería «algo más», tenía ese gusanito de encontrar algo que le motivara especialmente. Ella creía que era el momento oportuno ya que quizás más tarde «sería demasiado tarde». Exactamente ese motor es el que quería activar porque se le había acabado la ilusión en su puesto de trabajo actual pero le paralizaba algo tan humano y común como es el miedo al porvenir.
Y realmente me he quedado pensando, ¿debemos escoger entre ilusión o miedo? Ya sé cuál será el tema de mi próxima publicación, de momento me quedo con la ilusión y veremos cómo se siente el miedo.
Bon estiu!