Hace poco tiempo que mi vida ha cambiado ligeramente: he empezado a trabajar desde casa. Sí, resisto la tentación de dormir hasta mediodía o sentarme en el sofá a mirar la tele. La planificación es esencial en mi día a día.
Escribo este post ya que últimamente he mantenido conversaciones que han provocado que reflexionara sobre cómo me planificaba para cumplir mis objetivos y ser productiva, con el fin de intercambiar metodologías de trabajo.
¿Cómo lo hago?
Abrumada por la amenaza de sufrir un «ya lo haré mañana» constante, la bien conocida procrastinación, decidí crearme esta tabla de objetivo semanales:
¿Cómo la utilizo?
Los domingos por la tarde relleno la tabla con todos los objetivos de la semana siguiente. Objetivos concretos, reales y realizables, las listas eternas son imposibles de alcanzar y además improductivas. Tampoco tengo objetivos en cada categoría cada día, voy compensando las tareas profesionales y personales en lo urgente-importante-prioritario. Buscar el equilibrio a todos los niveles es indispensable.
Subrayar objetivos alcanzados.
Ver las columnas de color amarillo para mí es muy gratificante. Recuerdo que días atrás hablabamos con Óscar de la importancia de subrayar, o tachar, la lista de «quehaceres» es una forma de automotivación.
¿Qué consigo con esto?
La elaboración de la tabla, por lo menos a mí, me provoca la tranquilidad de tener todo planificado y de esta manera voy directamente a cumplir mis objetivos. No dejo que los ladrones del tiempo se adueñen de mi agenda.
Este es el método que me funciona actualmente, ¿cuál es tu planificación?