Días atrás hablaba con mi hermano de la evolución o mejor dicho, la revolución web.
Nos encontramos herramientas gratuitas para crear nuestra web. Lo que antes hacía un ingeniero, lo podemos hacer «todos» de forma prácticamente gratuita con mayor o menor habilidad (utilizando plantillas) y dedicando mucho tiempo (leyendo foros/blogs). Por eso hablo de revolución web.
Como todo, hay una parte positiva y otra negativa. Positiva: tener una página web ya no es cuestión de dinero. Negativa: los programadores, maquetadores y diseñadores están sufriendo rebajas por su trabajo cual mercadillo. También hablamos de ello el sábado pasado en clase.
Por un lado, el colectivo que trabaja en la nube debemos buscar de qué manera diferenciarnos ya que nuestro producto está estancado. Reinvención y reciclaje son nuestro día a día.
Por otro lado, si queremos contratar estos servicios… ¿qué debemos tener en cuenta?
1. Ser conscientes de que lo que queremos tiene un precio. Si somos una empresa y queremos una web interactiva, con una galería fotográfica privada, con intranet, blog, etc. Sabremos que este trabajo lo tendrá que desarrollar un profesional y le va a dedicar muchas horas. Su tiempo es dinero.
2. Crear una cuenta en una red social es gratis, pero eso no quiere decir que su gestión lo sea. Si queremos tener presencia 2.0 deberá existir una figura que la gestione, incluso un equipo de personas dentro de un departamento (normalmente de marketing). Igual que hay administrativos, dependientes, profesores, médicos, etc.
3. Trazar una estategia de presencia 2.0. No caer en la trampa de hacer la web más «guay» copiando la de la competencia con mil funcionalidades que no nos servirán de nada. Además de abrir cuentas en todas las redes. La presencia en las redes debe tener una finalidad, estar por estar no sirve de nada. Deberemos saber: qué queremos, para qué, con qué objetivo, qué expectativa, qué resultados deseamos. Si no lo podemos hacer nosotros, contratar a alguien para que lo haga.
A todos nos llama la atención la palabra GRATIS y nos encanta la filosofía de compartir, sólo debemos conocer los límites.