A la mierda tus expectativas y lo que se supone que deberías estar haciendo, teniendo, viviendo. A la mierda ese trabajo por el que te levantas amargado cada día. A la mierda los que te dicen qué debes hacer con tu vida o cómo emplear el tiempo. También mándate a la mierda, a ti. Y a aquellos «no debería», «tendría que», «no puedo», en serio. A la mierda!
Y ahora que ya lo has mandado todo a la mierda, ¿qué quieres hacer? Piensa: «yo disfrutaría empleando mi día a día en…» Me dirás que no es tan fácil. Ni decirlo, ni poder subsistir. La pasta, claro.
A la mierda la pasta.
Vamos a ponernos drásticos, si te murieras mañana, ¿harías lo mismo que estás haciendo? Bueno, tampoco nos flipemos con la respuesta, que sea realista. Simplemente piensa si realmente te sentirías satisfecho de lo que has hecho hasta ahora, por ejemplo.
Mandarlo todo a la mierda siempre da miedo. Acojona. Porque salimos de la zona de confort y aparece el típico «y si» que ooodio profundamente. A la mierda el «y si».
Es como cuando sales a hablar a un escenario y aparece el «y si la cago», «y si me quedo en blanco». Realmente lo pasarías mal, muy mal. Pero pensándolo fríamente… ¿Qué pasaría? ¿Qué pasa si te quedas en blanco? ¿Qué pasa si la cagas? El miedo es poderoso; sientes que el corazón te saldrá por la boca, notas la voz temblorosa, miras sin ver nada ni nadie. Estás acojonado del todo, ¿pero sabes qué? Lo haces con miedo, pero lo haces. Prueba de salir al escenario. Manda a la mierda tu miedo y juega con la adrenalina.
Entiéndeme; te digo a la mierda con todo, pero mándalo ahí con sutileza, reflexión, previsión y tiempo. Manda a la mierda aquello que te limita, que te bloquea, que te hace pequeño. Pero con todo aquello que te quedes, disfrútalo al màximo.
«Y mientras la gente cuerda grita, llora, sufre y niega a los locos nos verán bailando» El Baile- Izal.