Más vale tarde que nunca. Arranca octubre con una cadena de posts con un toque muy personal pero que están directamente relacionados con el ámbito profesional y sobre todo con mi marca personal.
Después de finalizar una etapa profesional que ha representado una parte muy importante de mi vida en la que he estado vinculada con el mundo universitario, quiero hablar de aprendizaje.
¿Qué es el aprendizaje?
Parece una pregunta tonta pero creedme, es digna de reflexión. Tomás, que hasta ahora ha sido mi jefe y mi mentor, un día me lo preguntó. Él mismo me contestó: «Aprendemos cuando existe un cambio». Es decir, incorporamos aquello que nos han enseñado y algo cambia en nosotros (léase manera de actuar, ser, pensar y relacionarse).
A raíz de esta conversación me vinieron a la cabeza tres cuestiones:

©IrisRoch
1. ¿El aprendizaje va necesariamente unido a la formación?
2. ¿Somos conscientes de cuándo y cuánto aprendemos?
3. ¿Hay algún momento en el que paramos de aprender?
Pero step by step, vamos a dedicar este post a la primera pregunta.
¿El aprendizaje va necesariamente unido a la formación?
Mi respuesta es NO. Aunque me autodescribo como una yonkie de la formación, no sólo he aprendido en el aula. Y digo “sólo” porque está claro que la formación es una parte del aprendizaje. Pero el aprendizaje no es únicamente estudio o formación ya que…
¿Nunca habéis vivido una experiencia o habéis hablado con alguien que os ha hecho cambiar vuestra forma de pensar?
Pondré un ejemplo reciente. Hace unos días aprendí una lección muy importante hablando con un amigo. Él me hizo cambiar mi visión a la hora de tratar un tema tan común como: intentar planear tu futuro para que salga todo al dedillo. Resumiendo en una frase me dijo «todos tenemos una falsa sensación de control». Este tema da pié a otro post, pero de momento lo dejaré como pura reflexión.
Por eso mi lema «No soy mis estudios ni mi trabajo; soy la suma de todo el conocimiento adquirido, junto con la experiencia, las vivencias y las relaciones humanas de mi día a día» no es fortuito, y es que la suma de todo ello me hace una aprendiz constante. Por eso hablo de relaciones de valor, de unir vínculos y de conectar con personas. Lejos del concepto de márqueting incluso de la palabra comunicación se encuentra el uso de las relaciones y el comportamiento con los demás. El saber escuchar, el saber adoptar un modo esponja y además, el saber aportar un plus al otro.